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Para la mamá que no pudo tener la lactancia que esperaba

Sé que te sientes culpable. Sé que te sientes preocupada por la alimentación de tu bebé y por su salud a futuro. Sé que posiblemente te atormentan los pensamientos y la tristeza por no haber logrado la lactancia que esperabas, que deseabas o que soñabas tener. Sé que querías darle lo mejor a tu bebé y que ahora te sientas mal, pensando que has fallado. Te entiendo y te abrazo.


Sé que posiblemente estes transitando cambios en la forma en que alimentas a tu bebé, que te hayan indicado suplementar o que necesitaste introducir la fórmula, por cualquier motivo que exista. Ya sea que lo hayas deseado o no, estos cambios asustan. Te enfrentas a los comentarios de las personas, a la presión de seguir intentándolo. Entiendo si muchas veces intentas dar explicaciones, justificarte. Solo quisiera recordarte que no es necesario, que tu maternidad no se mide por onzas, no se evalúa, no se califica. Eres suficiente, aunque lo hayas dudado.


Quiero que sepas que de verdad tienes todo lo que tu bebé necesita de ti. Porque tu maternidad es más que la leche materna, de hecho la lactancia es solo una parte de la maternidad, no es TODA tu maternidad. También tienes unos increíbles brazos que son el sostén de tu bebé, tu pecho que es el mejor colchón, tu voz que lo calma y todo el amor que es inagotable y que tienes para ofrecer. Tu vínculo con tu bebé trasciende la forma en que lo alimentas. Quisiera ayudarte a que logres mirar con compasión tu historia con la lactancia sin importar cuanto tiempo duró. Te compartiré algunos consejos que han ayudado a otras mamás en este duelo de dejar ir la lactancia esperada:


Haz las paces contigo misma. Identifica tus luces y tus sombras en tu historia con la lactancia. Resalta las cosas que descubriste de ti misma, lo que puedes rescatar, lo que quieres llevarte y las cosas que eliges soltar y dejar ir.

Aceptemos que muchas cosas en la maternidad se van a vivir con ambivalencia, es decir que pueden traerte muchas emociones diferentes, que te gustan y luego te disgustan, que en el proceso dejan de ser ideales que alcanzar. Aceptemos que las cosas pueden cambiar, intentemos vivir la maternidad con flexibilidad.

Construye tu Yo-Mamá sobre otras actividades que también haces como madre, sobre otros roles de cuidado que también lleves y que te gustan. Ahora mismo, piensa en las cosas que te hacen sentir conectada a tu bebé, piensa en las cosas que disfrutas. Explóralo, profundiza en tu vínculo y descubre que ser mamá implica un conjunto de muchísimas experiencias para evitar reducirte a esa una que no salió como esperabas.


Finalmente, si está siendo muy difícil para ti, asimilar tu historia con la lactancia, no consigues manejar la culpa o la ansiedad, recuerda que estoy aquí para acompañarte a elaborar este duelo. Puedes ponerte en contacto conmigo y contarme cómo estás atravesando este proceso.

Por otro lado, seguiré compartiendo y fomentando de todas las formas que pueda, el apoyo y la comprensión que debe haber hacia las mamás como tú. Ser mamá ya es bastante duro hoy en día. Estoy segura de que no necesitamos más presión social encima.

Te mando un abrazo y me encantaría saber cómo te ha hecho sentir esta carta que escribí para ti.


Con cariño,

Eli Rodríguez

Psicoterapeuta Perinatal


 
 
 

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